Mascotas como apoyo en la salud emocional

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La relación entre los seres humanos y las mascotas se remonta a tiempos ancestrales, cuando los animales servían no solo como herramienta de trabajo o protección, sino también como compañeros. En la actualidad, los animales domésticos se han consolidado como miembros fundamentales en muchos hogares, desempeñando un papel esencial en el bienestar emocional de las personas. Es cada vez más reconocido el vínculo afectivo que se establece entre humanos y mascotas, y cómo este lazo contribuye de manera significativa a la salud mental y emocional.

Ventajas emocionales de tener animales de compañía

Distintos estudios científicos han demostrado que convivir con un animal de compañía puede reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión. Según la Asociación Americana de Psicología, acariciar a un perro o un gato puede liberar endorfinas y oxitocina, hormonas relacionadas con la felicidad y la disminución del estrés. Incluso se ha observado que aquellos que tienen mascotas pueden presentar una reducción en la presión arterial y frecuencia cardíaca en situaciones tensas, evidenciando el impacto fisiológico positivo.

Cuidar de un animal establece hábitos diarios, lo cual puede ser de gran ayuda para quienes atraviesan momentos depresivos. Darles de comer, llevarlas a pasear o asearlas, conlleva una obligación diaria que proporciona orden y sentido. Asimismo, las mascotas no critican ni discriminan, creando un entorno seguro donde se pueden expresar emociones sin miedo a ser rechazado.

Influencia en grupos específicos: niños, adultos mayores y personas con discapacidad

El trato con animales domésticos varía dependiendo de la etapa de la vida y las características personales. Por ejemplo, durante la niñez, crecer con una mascota se enlaza con un desarrollo más sano en términos socioemocionales. Varios expertos en psicología infantil han observado que los menores con animales de compañía presentan más empatía, mejor capacidad de comunicación y un mayor sentido del deber.

Para los adultos mayores, el papel de las mascotas es doblemente valioso. No sólo mitigan la soledad, sino que favorecen la actividad física y la interacción social, pues pasear un perro implica salir de casa y, a menudo, conversar con otros dueños en parques. La presencia de mascotas ayuda a disminuir los síntomas de depresión en personas mayores que viven solas y puede incluso retrasar el deterioro cognitivo, como señalan investigaciones publicadas en revistas de geriatría.

En personas con discapacidad, los animales de asistencia desempeñan una función irremplazable. Estos no sólo facilitan tareas cotidianas, sino que proporcionan apoyo emocional. La confianza, seguridad e independencia que otorgan los animales guía o los perros de alerta médica se extienden más allá de lo físico, abrazando el bienestar integral del individuo.

Uso de animales en tratamientos y ambientes hospitalarios

El empleo terapéutico de animales, llamado terapia asistida por animales, se ha vuelto popular en centros médicos, hogares de ancianos e instituciones educativas. En programas controlados, se utilizan perros, gatos e incluso caballos para apoyar la rehabilitación tanto física como emocional. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California reveló que los pacientes que se sometieron a cirugías cardíacas mostraron una mejora notable en su estado emocional y se recuperaron más rápidamente después de recibir visitas frecuentes de perros adiestrados.

Asimismo, en ámbitos psiquiátricos, las sesiones con mascotas actúan como catalizadores emocionales. Pacientes con trastorno de estrés postraumático o autismo encuentran en el animal una vía alternativa para el manejo del estrés, facilitando la expresión y el afrontamiento emocional.

Riesgos y responsabilidades

Aunque las ventajas son evidentes, es esencial tener en cuenta que tener una mascota conlleva obligaciones y retos. En casos donde el individuo no esté listo para aceptar estas responsabilidades, la situación podría volverse negativa, causando tensión o preocupación. Por esta razón, optar por adoptar o adquirir un animal debería ser una elección reflexionada y consciente. Asimismo, los animales pueden causar alergias y trasmitir enfermedades zoonóticas, por lo que es importante mantener la limpieza y realizar visitas regulares al veterinario.

Sin embargo, cuando una mascota fallece, se inicia un proceso de duelo auténtico y válido, que a menudo es subestimado en la sociedad. Es crucial aceptar este sufrimiento y, si se requiere, buscar ayuda profesional para manejarlo adecuadamente.

El vínculo emocional: más allá de las palabras

El vínculo que conecta a los humanos con sus animales de compañía va más allá de las palabras. La manera en que perros, gatos y otras mascotas se comunican, aunque no emitan sonidos, está llena de matices afectivos. Las miradas, el lenguaje corporal o el toque físico actúan como apoyo emocional en tiempos de dificultad o aislamiento. Este modo de comunicación no verbal ayuda a conformar un refugio emocional, donde se puede hallar alivio y compañía sin condiciones.

El papel de las mascotas en la salud emocional no es solo un fenómeno individual sino también un elemento de cohesión social y familiar. La presencia de mascotas, ya sea en lugares de trabajo, centros educativos o entornos comunitarios, abre nuevas posibilidades para el desarrollo de programas orientados a mejorar la calidad de vida y la salud mental.

Un examen detallado del ambiente muestra que las mascotas van más allá de ser solamente amigos: son conexiones hacia una existencia emocional más estable y plena. Identificar esta importancia y adoptarla de manera consciente en nuestra comunidad podría ser fundamental para enfrentar los retos emocionales actuales con más resiliencia y empatía.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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