Manufactura asiática y los nuevos aranceles de EE. UU.

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Los impuestos aplicados por Estados Unidos a productos de naciones del sur y sureste de Asia están ocasionando un fuerte impacto en las cadenas de suministro de la región, obligando a las compañías a replantearse sus estrategias de producción y exportación. Aunque los dirigentes regionales han alabado abiertamente los nuevos datos sobre tarifas, los analistas advierten que estos impuestos siguen siendo elevados históricamente y podrían perjudicar tanto a los consumidores en Estados Unidos como a las economías asiáticas exportadoras.

El nuevo esquema de aranceles incluye tasas elevadas sobre ciertos bienes, así como un gravamen adicional del 40 % sobre productos que son transbordados, es decir, enviados primero a un país con bajos aranceles antes de su reexportación hacia Estados Unidos. Este enfoque busca limitar la transferencia indirecta de productos chinos a través de terceros países, un movimiento que añade complejidad a las operaciones comerciales internacionales.

Efecto en las naciones del sur y sureste asiático

Las economías de la región, que se han consolidado como centros clave de manufactura de bajo costo para consumidores estadounidenses, ahora enfrentan un entorno más desafiante. Aunque algunas naciones recibieron tasas relativamente más bajas, en torno al 19 o 20 %, esto representa aún un aumento considerable respecto a los niveles previos.

Países como Camboya, Vietnam, Indonesia, Malasia y Tailandia, que habían atraído inversión global y china para diversificar la producción fuera de China, podrían ver ralentizado su crecimiento exportador. Sectores intensivos en mano de obra, como prendas de vestir, calzado y ensamblaje de electrónicos, podrían verse particularmente afectados, lo que podría llevar a una reconsideración de la ubicación de sus operaciones industriales.

Especialistas en comercio indican que estos impuestos suponen una situación de «perder-perder» para todos los participantes: las economías que exportan experimentan una disminución en sus oportunidades comerciales, mientras que los consumidores en Estados Unidos pueden enfrentar un aumento en los precios. Además, la incertidumbre sobre la definición precisa de «transbordo» y los productos afectados plantea desafíos adicionales para las empresas que intentan cumplir con las normativas recientes.

Planes para diversificar y relocalizar

En la última década, la tendencia de las empresas a trasladar producción fuera de China hacia el sur y sudeste asiático se aceleró debido a la guerra comercial inicial entre Estados Unidos y China y a factores como la pandemia de covid-19. Sin embargo, los recientes aranceles podrían frenar este desplazamiento o incentivar nuevas formas de redireccionamiento de la manufactura, incluyendo la relocalización parcial de procesos productivos para cumplir con criterios de origen que eviten gravámenes adicionales.

Expertos en economía global sugieren que, aunque ciertos sectores con baja rentabilidad y alta demanda de trabajo podrían volver a China, otros podrían utilizar los nuevos aranceles a su favor para desarrollar operaciones más sofisticadas en naciones como Vietnam, asegurando de este modo que los productos continúen siendo considerados como originarios de la región y puedan ingresar al mercado de Estados Unidos sin impedimentos.

Reconfiguración del comercio global y perspectivas

El efecto de estas medidas arancelarias no se limita a la región asiática. La imposición de tarifas altas y gravámenes sobre transbordos podría alterar el comercio internacional, modificar rutas de exportación y redefinir estrategias de inversión a mediano y largo plazo. Economistas prevén que los países afectados deberán adaptarse mediante negociaciones comerciales, incentivos a la inversión y ajustes en la producción para mantener su competitividad.

En este escenario, los aranceles se utilizan como un instrumento de presión en el comercio, aunque causan incertidumbre y gastos adicionales para las empresas y los consumidores. La tendencia global a mover la fabricación fuera de China no se frenará totalmente, pero sí se modificará para equilibrar las ventajas de costos con las nuevas responsabilidades arancelarias, señalando un cambio significativo en la dinámica del comercio y la producción globales.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

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