15
Ago
En 1952, luego de la muerte del primer presidente de Israel, Chaim Weizmann, el joven país se encontraba ante la necesidad de seleccionar un nuevo líder. De manera sorprendente, el nombre que lideró la lista de candidatos fue el de Albert Einstein, el renombrado físico alemán que había emigrado a los Estados Unidos en 1933, huyendo de la persecución nazi. La propuesta, impulsada por el primer ministro David Ben-Gurión y comunicada a través del embajador israelí en Estados Unidos, Abba Eban, buscaba un ícono internacional que fortaleciera la legitimidad de la nueva nación, uniendo ciencia y diplomacia.Einstein, que entonces tenía…